Adéntrate en un mundo mágico donde las palabras cobran vida. Descubre cómo una pequeña palabra gris puede cambiar el destino de un pueblo, y cómo la bondad y la alegría pueden transformar cualquier oscuridad. Una historia conmovedora sobre el poder de las palabras y la importancia de la amabilidad.
Había una vez un pueblo donde vivían muchas palabras. Algunas eran palabras suaves, como abrazo, gracias o te ayudo. Otras eran palabras ruidosas, como ¡no puedo! o ¡vete! Las palabras suaves vivían en una casita de nubes. Les encantaba salir a jugar con los niños y las niñas, porque cuando alguien decía una palabra bonita, ¡brotaban flores en el aire! Un día, llegó al pueblo una palabra nueva: “fea”. Era pequeña y gris, y cuando hablaba, el cielo se volvía triste. Las demás palabras no sabían qué hacer. Algunos niños empezaron a repetirla sin pensar, y pronto el pueblo se llenó de nubarrones. Entonces apareció “mariposa”, una palabra de colores. Volaba entre los niños diciendo: —¡Las palabras bonitas hacen cosquillas en el corazón! Mira qué pasa si decimos “amiga”, “guapa”, “valiente”, “especial”... Y al decirlas, las nubes grises se fueron abriendo. El sol volvió a brillar, y la palabra “fea” empezó a cambiar. Se estiró, bostezó y… ¡se transformó en “bella”! Desde entonces, en aquel pueblo aprendieron algo muy importante: que las palabras pueden pinchar o acariciar, apagar o encender sonrisas, y que cuando usamos palabras bonitas, todos los corazones crecen un poquito más.